Obtener una certificación representa un reto y una inversión en tiempo, dinero y mucho esfuerzo. Tendría que valer la pena, y creo que, en muchos casos, lo vale. En los últimos años han pasado de ser un lujo a convertirse en una necesidad para ser tomado en cuenta en ciertos puestos de trabajo o para que un cliente potencial nos considere como opción.
La trayectoria académica es fundamental para conocer un tema, la experiencia es la diferencia y los cursos de actualización nos ayudan a complementar el conocimiento necesario para tener una mirada integral antes los problemas y sus soluciones. Las certificaciones buscan dar confianza ante el mundo de que la persona tiene un nivel de conocimiento práctico que pueda ser comparable en cualquier parte del mundo, independientemente de la experiencia particular de cada persona.
En el caso de la Certificación PMP®, que inició su camino en 1984, lanzada por el Project Management Institute en Estados Unidos, apenas hace unos años ha tomado revuelo a nivel mundial. Quizá la razón sea por la desesperada búsqueda de concretar los objetivos estratégicos y tácticos a tiempo, en el presupuesto, evitando desperdicio de recursos, para con ello ser más competitivos.
Aunque la Certificación PMP® se arraigó al inicio en la industria de tecnología, hoy es buscada en manufactura, construcción, nuevos productos, optimización de procesos, consultoría, entre otras. Contar con una certificación, al igual que con un título profesional, no asegura el éxito ni un desempeño excelente; son muchos factores los que participan al construir un camino profesional, pero sin duda una certificación reconocida internacionalmente ayuda y cada vez con más frecuencia, puede abrir las puertas para “iniciar una conversación” relevante.
De acuerdo a un estudio realizado por John Hales y el estudio de salarios de Global Knowledge, la Certificación PMP® se encuentra entre las 5 mejor pagadas a nivel mundial en 2015.
(http://www.globalknowledge.com/training/generic.asp?pageid=3736)
Hales comenta que las certificaciones más buscadas en el mundo están relacionadas con seguridad informática, redes de cómputo y gestión de sistemas. Existen otras mejor pagadas, pero estadísticamente menos representativas por el número de certificados existentes a nivel mundial. El rango de sueldo marcado sin duda puede variar dependiendo del lugar geográfico, la experiencia, la compañía, entre otros.
Este estudio se realizó en Estados Unidos y la certificación PMP® quedó en 4º lugar de 15 mencionadas, con un salario de casi $110,000 dólares anuales.
Ajustándolo a la realidad de nuestro país, encontramos enormes diferencias, pero sin duda considero que es muy notable la tendencia en el crecimiento y relevancia de contar con la certificación PMP. Cuando yo me certifiqué en enero de 2000, había en México alrededor de 250 PMPs. Hoy existen 648,485 personas con la certificación PMP® (a enero de 2015) en el mundo, de los cuales sólo 32,408 estamos en Latinoamérica, es decir, sólo el 5%.
Si quieres corroborar el impacto de una certificación como ésta en tu región e industria, sólo entra a los buscadores de empleo. Lo que yo he visto es que la demanda de PMPs certificados no sólo se ha incrementado en tecnología, sino también en construcción, manufactura, procesos y servicios de forma muy importante. Lo que es un hecho es que para competir requerimos profesionalizar las prácticas de gestión de proyectos porque necesitamos incrementar la productividad en nuestra región. Este es uno de los muchos ingredientes que pueden colaborar en este importante reto.
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