¿Qué tan comprometido está tu equipo de proyecto?
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¿Qué tan comprometido está tu equipo de proyecto?

¿Cómo podríamos notar el compromiso? El compromiso es como el amor, las palabras no bastan. Son los hechos, las acciones y los comportamientos lo que define el nivel de compromiso ante alguna meta o en alguna relación. Toma un momento para identificar algún proyecto personal o profesional en el que estés participando y analiza qué tan comprometidos consideras a cada miembro. Mucho mejor si inicias por analizar tú nivel de compromiso. Tiene un efecto mucho más profundo iniciar por uno mismo.



Seguro que en cada experiencia podemos notar a quien es capaz de hacer mucho más de lo que le corresponde por lograr la meta, quien es congruente con sus palabras y pensamientos y también, quien dice pero no cumple con sus palabras. El sueño de cualquier líder, cliente o patrocinador es contar con un equipo comprometido. Sin embargo, llegar ahí es un proceso más que una orden o un deseo. El desafío es encontrar un camino para hacer que esto suceda.


Francamente, no hay una respuesta fácil. Lo que motiva a una persona puede o no motivar a otra. Alguien podría parecer perfecto para una posición en particular, pero al realizar el trabajo puede no tener resultados, no mostrar interés, generar conflictos con otros o incluso dejar el trabajo.

En esta ocasión hablaré de la motivación. Considero que la motivación requiere de una estructura que permita que exista un ambiente energético que potencie la habilidad y pasión de la gente a nivel individual y principalmente de equipo. Eso es una responsabilidad de la dirección. Pero sin duda la motivación es principalmente una responsabilidad de cada persona. Una persona capaz y apasionada con su trabajo buscará un lugar donde pueda desarrollar su potencial y su energía le facilitará el camino.

Por tanto, partiendo de que es un esfuerzo de ambas partes, en cualquiera que sea el rol que desempeñes, puedes aportar talento y principalmente energía para crear ese tiempo de ambiente productivo y agradable en el que todos queremos pasar la mayor parte de nuestro día.

Si creamos una matriz que nos ayude a ubicar el nivel de energía y de capacidad de la gente, como la siguiente, ahí es un proceso más que una orden o un deseo. El desafío es encontrar un camino para hacer que esto suceda.


Como líder de proyecto, puedes ubicar a cada miembro de tu equipo de proyecto, iniciando por ti mismo, en cada uno de los cuadrantes siguientes:


Baja energía – Bajo potencial.


La persona muy probablemente estará lejos de tener los resultados esperados ya que no sabe cómo hacerlo y lo peor es que la esperanza de que mejore en el tiempo puede ser muy baja porque su energía probablemente no sería suficiente para buscar alternativas y aprender. Es importante evaluar porqué está en el proyecto, saber si quiere realmente pertenecer y cuál sería su plan. Si no lo puedes mover, al menos tendrás que realizar con él una estrategia para llegar al cuadrante azul.


Baja energía – Alto potencial


En el caso de alguien con mucho potencial, ésta puede ser una buena razón para querer que pertenezca al equipo. Desafortunadamente su energía podría generar un resultado mucho menor que el esperado. Si eres un líder real y te interesa conservar a este miembro de equipo, deberás utilizar tus habilidades de coaching y orientación, así como establecer objetivos concretos y medibles. Que una persona no muestre compromiso por muy brillante que sea es muy mal mensaje para la cultura de la organización

Alta energía – Bajo potencial


Es un caso interesante, porque la energía puede mover montañas. Una persona comprometida puede tener dos impactos positivos: energizar a otros porque la energía es contagiosa, y también puede aprender y mejorar sus competencias. Sólo te recomiendo que gestiones tus expectativas para no pedirle algo imposible de lograr y que la frustración disminuya su entusiasmo y el tuyo.


Alta energía – Alto potencia.


Es el lugar donde todos queremos estar. Si hay una gran energía es muy probable que sea porque la persona ama lo que hace y eso repercute en buscar y lograr hacerlo mejor. Es un círculo virtuoso de mejora continua. Nuestra responsabilidad como individuos y como líderes es estar ahí y llevar a nuestros equipos a estar ahí.


Estar en el lugar que nos apasiona, haciendo lo que nos gusta debe ser parte de la misión personal de cada persona. Si tú, en el rol que sea que juegues en el equipo, contribuyes a que el equipo llegue ahí, estás fortaleciendo tu liderazgo ya que seguramente es porque tú te desempeñas en ese cuadrante y además impactas a tu entorno de forma positiva. Ese es el tipo de personas con los que todos queremos trabajar. Si no estás en ese cuadrante, pregúntate qué te falta y toma las decisiones y acciones necesarias para ajustar tu camino. Vale la pena.


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