Desarrollar habilidades de liderazgo es claramente una prioridad hoy en día. El éxito de los proyectos depende en una gran parte de que el líder sea capaz de integrar la voluntad de los participantes, afectados, clientes y, en general, de los “Stakeholders”, como los llama el PMBOK Guide del PMI.

Esta gestión de intereses se lleva a cabo en condiciones muy complejas, debido a que el líder suele tener menos autoridad de la responsabilidad que tiene asignada. Las personas que debe coordinar suelen no reportarle, lo que hace mucho más complejo el liderazgo.
Los proyectos que valen la pena, los que son estratégicos, cuyos objetivos realmente materializan la estrategia, son transversales. Esto es, cruzan la organización a través de la participación activa de diferentes miembros de los departamentos de especialidad, adicional a que se requiere el involucramiento activo y efectivo de miembros de dirección, clientes, proveedores, autoridades y comunidad.
Es común encontrarse en la situación en la que un profesional de un área de especialidad como marketing, ingeniería, administración, finanzas, recursos humanos o ventas, por su buen desempeño sea promovido a convertirse en líder de un proyecto fundamental para su área. Esta persona se siente muy satisfecha con su logro y el reconocimiento alcanzado, pero en ocasiones llega a sentir una enorme frustración al darse cuenta que el trabajo es más relacional que técnico. Se trata de hablar con personas. Su función es integrar inquietudes, diferencias, requerimientos, actividades, en un plan convalidado que debe prometer el éxito de forma realista. Posteriormente, de igual forma, deberá integrar los resultados en productos que sirvan para este mismo fin: materializar la estrategia.
Si este líder cuenta con habilidades e inteligencia social, o al menos con interés en desarrollar competencias de comunicación, negociación, manejo de conflicto y liderazgo, seguramente sus resultados y su gestión serán mucho más exitosas.
Sin embargo, al no saber cómo gestionar el trabajo de otros puede convertirse en un “jefe” de proyecto: una persona enfocada a la realización de las tareas y el uso de recursos, a pesar de cualquier obstáculo. Ser jefe es un puesto en una organización, con descripción de funciones y habilidades requeridas. No perdamos de vista que es vital sin duda administrar, planear y generar información de seguimiento para dar guía clara al equipo de lo que se espera de cada uno. Sin embargo, ser líder va más allá, es crear esperanza, certeza y motivación para el éxito.
Ser líder es una actitud y es una decisión. Es una forma de ver la aportación propia en beneficio de generar una trascendencia de mayor alcance en la gente y en el tiempo.
Para ser líder se requiere primero que nada decidirlo. No puedes ser líder exitoso si no te genera una enorme pasión y entusiasmo motivar, escuchar, empatizar, aprender y sobre todo, inspirar a otros a ir hacia el mismo lugar.
Una vez tomada la decisión, el convertirse en un líder exitoso es un proceso que no se acaba. Implica evaluar tus competencias, tus fortalezas y debilidades, aprender haciendo, enfrentar tus miedos y tus errores, escuchar y dar la razón a otro cuando la tiene, ser ejemplo, motivar, inspirar. En fin, buscar junto con otros cooperar para lograr el éxito conjunto.
Concluyo con esta frase:
"Si quieres ir rápido ve solo, si quieres ir lejos ve con un equipo"
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