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Esto me pasó, y fue como de película

Actualizado: 22 nov 2022


Te cuento algo que realmente me sorprendió. Venía llegando a mi casa y vi pasar al afilador, el típico personaje que va en bicicleta, con un silbato muy particular, esperando que alguien salga a pedir sus servicios. Tenía meses queriendo afilar 4 tijeras y un cuchillito, ya lo había escuchado hace tiempo y no alcancé a salir a tiempo.



Esta vez le pedí apoyo, fui por las cosas y sin tratar de negociar, acepté su cotización.




Confieso que lo vi desaliñado, un tanto descuidado, no tenía los 4 dientes superiores; me hice mil historias en la mente sobre lo desolado que podría estar, frustrado por sentir rechazo ya que no vi que mucha gente saliera entusiasmada a adquirir su servicio.



Al terminar el trabajo, le pagó mi esposo y yo salí antes de que se fuera y le ofrecí 2 peras porque: “este pobre hombre no habrá comido y hace mucho sol”.

Cuando le di las peras me miró a los ojos, de forma penetrante y segura y me dijo algo así, palabras más palabras menos: “Señora, felicidades, cuide a su familia, es lo más valioso. Esto que usted hace habla del tipo de persona que es usted. Dios lo ve, y un día nos iremos todos y eso es lo que dejamos. Ayudar a otros cambia el mundo”.